Reconociendo tu condición delante de Dios
por Enrique Monterroza
“Entonces dije: !Ay de mí! que soy muerto; porque siendo hombre inmundo de labios, y habitando en medio de pueblo que tiene labios inmundos, han visto mis ojos al Rey, Jehová de los ejércitos”
Isaías 6: 5
Sin duda que antes de venir al Señor, todos teníamos un pecado que nos ataba al mundo. Puesto que sin pecado, ¿Qué necesidad de salvación íbamos a tener?, así que si tu al igual que yo un día tomaste la decisión de venir al Señor era porque reconocías que había pecado en ti que no te permitiría alcanzar una vida eterna que esta preparada para todos aquellos valientes que decidieron cambiar su vida de pecado, por un vida santa apartada del pecado.
Isaías era un hombre que lo primero que hizo al encontrarse con el Señor fue reconocer que era un pecador y que sus labios eran inmundos, así como también los labios de las personas a quienes frecuentaba.
Que lindo es reconocer delante de Señor nuestros errores, ¿Cuántos de nosotros éramos unos grandes mal hablados?, de cada cien palabras que decíamos, se nos escapaban mil malas. Pero ahora todo es diferente, (eso espero) nuestro hablar no es nada parecido al antiguo hablar que teníamos, ahora nuestras palabras denotan la relación personal que tenemos con el Señor.
Pero ¿Que pasa cuando una persona aun cuando se ha encontrado con el Rey de reyes y Señor de señores, sigue profiriendo palabras que no son los de un hijo de Dios?, definitivamente esta ofendiendo a Dios.
¿Cómo es tu vocabulario?, ¿Es el de un cristiano?, es una lastima ver como jóvenes y adultos que dicen amar a Dios y quererlo agradar, siguen con un vocabulario que deja mucho que desear.
¿Crees tu que esta correcto que con la misma boca que alabas y exaltas al Señor, con esa misma estés profiriendo palabras que no deberían ser las de un hijo de Dios?, definitivamente que no es correcto, ¿Cómo vas a estar alabando a Dios con lindas palabras y como a la hora ultrajando o hablando en mal de una persona?, no hay compatibilidad entre alabar y exaltar el Nombre del Señor y humillar y lastimar a su creación con palabras hirientes.
Es hora de reflexionar sobre mi hablar, si tus labios son inmundos, Dios quiere tocártelos y cambiar todo eso, pero para que esto ocurra se necesita disposición de corazón, esa disposición que te permita mantener una relación diaria con el Señor y por ende te lleve a ser sensible al Espíritu Santo de Dios que esta en tu vida, para que el te redarguya cada vez que de ti salga una palabras inmunda.
Cuando tu eres sensible al Espíritu Santo evitaras decir palabras que denigren o dañen a las personas, tu vocabulario realmente será el de un hijo de Dios y no el de un hijo de la inmundicia.
Amigo mío, Dios quiere tocar tus labios y que de tu boca salgan solo palabras de vida eterna, palabras que lleven consuelo, palabras que lleven amor, de esas que son guiadas por el Espíritu Santo de Dios y que dan lindos resultados.