Ignorando a Dios
por Enrique Monterroza
¿Por qué será que se nos hace tan fácil ignorar a Dios?, según el diccionario de la lengua española ignorar tiene como definición: “No saber algo, o no tener noticia de ello”, pero también tiene como segunda definición: “No hacer caso de algo o de alguien” y a esta definición en especial me quiero referir.
No podemos ir por la vida ignorando a Dios, ignorando su voz en nuestra vida, porque si bien es cierto no escuchamos audiblemente su voz, Él nos habla a nuestro corazón, a nuestra mente, por diferentes medios, sucesos, experiencias o situaciones de la vida cotidiana, pero a veces nos empecinamos tanto en ignorar su voz a pesar de que sabemos que Él está insistiendo a nuestra vidas.
¿Hay algo que Dios te ha estado hablando los últimos días?, ¿Dios ha estado hablando a tu corazón?, ¿Has sentido que Dios quiere que hagas algo pero aún no lo has hecho?
A veces pasamos más de media vida tratando de ignorar a Dios, no haciendo caso a lo que Él quiere para nuestra vida, haciendo lo que nosotros creemos que tenemos que hacer y no lo que Dios está insistiendo en que hagamos.
Por más que queramos, no podemos vivir ignorando a Dios, por más que lo intentemos no lo vamos a lograr y mientras insistamos en ignorarlo no podremos ver los resultados que quisiéramos ver en nuestra vida.
En la Biblia encontramos personajes que ignoraron a Dios y a su mandato, desde el inicio de la creación vemos al hombre ignorando a Dios, por ejemplo:
Dios le ordena a Adán que no comieran del árbol del conocimiento del bien y el mal: “Y mandó Jehová Dios al hombre, diciendo: De todo árbol del huerto podrás comer; mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás” Génesis 2:16-17 (Reina-Valera 1960), sin embargo Eva termina comiéndolo y dando a Adán para que también comiera y ambos lo hicieron ignorando de esta manera lo que Dios había dicho anticipadamente. ¿Quería algo malo Dios para el hombre? ¡No!, y es que cuando Dios ordena algo no lo hace con el fin de fastidiarnos la vida, lo hace porque quiere guardarnos, protegernos, cuidarnos, sin embargo nosotros muchas veces lo ignoramos.
Pero quizá uno de los casos más emblemáticos en la Biblia sobre ignorar a Dios es la historia de Jonás. Dios le da la orden de ir a Nínive y llevar un mensaje: “Vino palabra de Jehová a Jonás hijo de Amitai, diciendo: Levántate y ve a Nínive, aquella gran ciudad, y pregona contra ella; porque ha subido su maldad delante de mí” Jonás 1:1-2 (Reina-Valera 1960), sin embargo Jonás opta por IGNORAR a Dios y hace exactamente lo contrario, se va rumbo a un destino totalmente contrario a Nínive, decide ir a Tasis: “Y Jonás se levantó para huir de la presencia de Jehová a Tarsis, y descendió a Jope, y halló una nave que partía para Tarsis; y pagando su pasaje, entró en ella para irse con ellos a Tarsis, lejos de la presencia de Jehová” Jonás 1:3 (Reina-Valera 1960).
¿Cuántos de nosotros vamos rumbo a Tarsis mientras Dios nos quiere en Nínive?
A veces somos tan expertos en ignorar a Dios, pero los que realmente aman a Dios no se sentirán tranquilos ignorándolo, tendrán dentro de su corazón un sentir de estar haciendo mal, no se sentirán a gusto, habrá una incomodidad que no los deja tranquilos y tarde o temprano terminaran obedeciendo a Dios.
Pero por otra parte hay quienes en su afán de ignorar a Dios pierden toda sensibilidad espiritual y a pesar de estar haciendo mal no sienten incomodidad alguna de hacerlo, simplemente su constante deseo de ignorar lo que Dios está hablando a su vida los ha hecho edificar una falsa tranquilidad inducida por su insistente deseo de ignorar a Dios.
¿Dios ha estado hablando a tu vida estos últimos días, semanas o meses?, ¿Qué esperas para obedecerlo?, ¿Qué esperas para poner atención a sus palabras y llevar a cabo la tarea que te está encomendando?, ¿Cuánto tiempo más trataras de ignorar a Dios?
Hoy quiero invitarte a reflexionar, ¿Has estado ignorando a Dios?, ¿Ignorando su Palabra?, ¿Desobedeciendo a sus mandatos?, ¿Cuánto tiempo más esperaras para dejar de hacer eso que muy bien sabes que no te satisface?
Hoy puedes comenzar a poner atención y cuidado a la voz de Dios sobre tu vida, no puedes seguir más el camino que llevabas porque ese camino no te satisface, porque no es lo tuyo, porque no naciste para ignorar a Dios, porque Dios te doto de un corazón sensible y que cuando haces lo correcto te sientes feliz con Dios y contigo mismo.
Hoy puedes comenzar a reedificar aquella relación personal y de sensibilidad espiritual que tenías, aquella que se fue perdiendo a base de ignorar a Dios, pero que hoy comenzaras a reedificar nuevamente, porque Dios no se ha olvidado de ti, porque Dios siempre ha estado dispuesto a reedificar tu vida y hacer de ti aquel hombre o aquella mujer de mucho provecho para sus propósitos perfectos.
Dios quiere lo mejor para ti, por lo tanto comienza nuevamente desde el principio, construye una vida de oración constante, un hábito de lectura de la Biblia diaria, congrégate y sírvele al Señor, pero sobre todo vive cada minuto de tu diario vivir con la intención de agradar a Dios, que en tu mente siempre este presente el Señor y que hagas de Jesús el centro de tu vida.
¡Ya no ignores más a Dios! ¡Hoy es día de fijar tus ojos en Él!
Escrito el 1 de Mayo de 2012
Escrito originalmente para www.destellodesugloria.org
Autorizado para publicarse simultáneamente en: www.devocionaldiario.com – www.enriquemonterroza.com y http://reflexionesydevocionales.blogspot.com
Me parece muy interesante el tema, ya que no podemos ir en contra vía a los planes que DIOS, nos a mandado a hacer, si por algún motivo me salgo de los planes que EL tiene para mi, me hará volver y llegar a ellos, andaré y andaré hasta que entenderé que no es mi voluntad para con el mas que mi parte en su voluntad…
Gracias hermano Enrique, por sus mensajes. Hoy entiendo que ignorar a Dios, es ignorar esa luz que es lumbrera a mi camino y en su lugar ir por el lado con menos visibilidad, sin su guía, sin una lámpara a mis pies, por lo que ignorarlo es no tener aquel faro que me ayuda para no encallar, entonces luego me veo envuelto en la oscuridad, en tropiezos, en malas decisiones, y aún mas me veo envuelto en problemas sin salida por haber ignorado su luz, su voz. Ayúdame Dios mío, para no ignorar a tu llamado, para no ignorar tu palabra y obedecer tus mandatos.